Las coordenadas geográficas, decía el profesor Arnulfo ante un quorum somnoliento, pueden ubicarte en cualquier punto de la tierra, el posicionamiento global simplifica el territorio del planeta a una malla dónde puedes saber la posición absoluta de un lugar (u objeto o persona, lo que sea…) con solo dos números, existe ya un aparato que puede decirte exactamente dónde te encuentras, pero eso, hay que dejarlo por ahora a los investigadores con más presupuesto de la facultad; notándose un dejo de nostalgia, sobre todo cuando él era el encargado de el acervo de mapas de la universidad.
Arnulfo era uno de los mas reconocidos paleontólogos del país, por eso cuando tuve la oportunidad de realizar practicas en la mapoteca me dediqué a aprender todo lo que pudiera (sobre todo de geografía), solía pasar tardes enteras analizando los mapas, trazando rutas imaginarias para llegar a puntos lejanos antes determinados (soñados) por mí en esos pliegos de papel que estaban a punto de sucumbir ante la era digital.
Claro que fue un shock (sobre todo para el profe) cuando le dije que me iba a otro laboratorio a seguir mi tesis, que lo mío eran los animales vivos y que de verdad apreciaba todo el conocimiento que me había confiado, todo fue muy cordial aunque nuestra amistad nunca volvió a ser la misma, supongo que creía que estaría siempre ahí, como él, garantizando la disponibilidad de unas inmaculadas cartas geográficas.
Pronto, tener en mis manos un GPS y poder ir a todos los destinos trazados se convirtió en algo habitual, es increíble a dónde se puede llegar (literal y figuradamente) tan solo con el instinto inherente al ser humano, tan solo con un mapa y una brújula que mi arrogancia y exceso de confianza decidieron descartar.
Cuando el sol decide lanzar su furia hacia el espacio las señales electromagnéticas sufren distorsiones e interferencias, no soy astrónomo ni mucho menos, tampoco sé si el desierto esté modificando las lecturas con la fuerza de sus minerales enterrados, siendo un experto en mapas solía decir a los novatos (irónicamente): “no estás perdido si no te importa dónde estás”, no sé donde estoy y hace unas horas que ha dejado de importarme, finalmente, cuando llegas te das cuenta de que ha valido la pena la distancia.